Mauricio Bustos, Prunext: “Nos hemos consolidado como una empresa argentino-chilena que da servicios a la industria de la ciruela deshidratada”
Hoy Prunext atiende a prácticamente todos los procesadores ubicados entre Buin y Linares, y cerca de un 90% de sus ventas tienen lugar en Chile, siendo que es una empresa que fue fundada en Mendoza, Argentina, y que es allá donde fabrica sus equipos de despepitado de ciruelas secas. El gerente comercial de la empresa, Mauricio Bustos, señala orgulloso que, además de Chile y Argentina, la compañía ha vendido equipos a otros 10 países. ¿El secreto del éxito? Bustos sostiene que los clientes han valorado la oferta de valor de la compañía, basada en buenos precios, alta calidad y empatía con el cliente. El crecimiento en el mercado chileno, además, tiene que ver con los mayores volúmenes de producción del país respecto a Argentina, y a que en Mendoza los factores climáticos han perjudicado a los productores. ¿Cómo fue la evolución de la empresa en estos tres años? Empezamos entregando servicios y repuestos, y en la medida que los usuarios fueron confiando en nosotros, empezaron a comprar maquinaria también. Lo fundamental en eso es el tiempo de respuesta y la presencia física al lado del cliente, gracias a eso nos hemos ganado una confianza que ha llevado a que en muchos casos nos compren nuestros quipos. Además, aunque nuestro trabajo habla por sí solo, pero hemos hecho inversiones también en temas de marketing, incluyendo ferias internacionales importantes, y eso nos ayuda a inspirar seguridad entre muchos clientes. Se han consolidado justo en un período adverso, de pandemia, ¿cómo lo lograron? El rubro alimentario, del que forma parte la ciruela, no detuvo su marcha. Incluso se vio una tendencia al alza del consumo de ciruela seca a nivel mundial, quizás por la misma pandemia, porque mucha gente cambió un poco sus hábitos alimenticios y el fruto se vio beneficiado, y con eso sus precios a nivel internacional, y todo eso hizo que la producción aumente. Igual hubo complicaciones logísticas, pero incluso durante lo peor de la pandemia pudimos seguir cruzando a Chile gracias a un vínculo personal con una empresa de transportes. También tuvimos complicaciones con el envío de repuestos por la interrupción de los vuelos de cabotaje desde Mendoza a Buenos Aires, desde donde luego van a Chile. Lo importante es que nunca dejamos de estar personalmente brindando servicios. También buscamos ser empáticos con los clientes, y en ese sentido por ejemplo en ocasiones asistimos financieramente a algunos procesadores que lo puedan requerir. ¿Cómo compatibilizan estar al otro lado de la cordillera e igualmente poder brindar un servicio de excelencia? Si bien estamos de este lado, estamos muy cerca. Por ejemplo, antes de la pandemia me levantaba a las 3.30 am en Mendoza y podía estar a las 10.30 en Santa Cruz. A veces íbamos dos veces a la semana. Todo ese relacionamiento que se hizo prepandemia generó un contacto positivo que se consolidó cuando vino la crisis sanitaria y las restricciones, y nosotros, aunque con menos frecuencia, pese a todo seguimos viajando. Además, fuimos captando valor humano en Chile